Lo que 2025 nos ha enseñado de los seguros de cancelación de eventos y contingencias.
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Insight Article 2025年12月18日 2025年12月18日
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保险和再保险
En 2024, el sector del entretenimiento español superó los 5.000 millones de euros y se proyecta un crecimiento del 2,6 %. Las recientes cancelaciones por clima, fallos técnicos, protestas y baja demanda evidencian la complejidad de los seguros de eventos. Definir siniestros, causas y cómo calcular pérdidas será esencial para evitar conflictos y garantizar coberturas efectivas.
La industria del entretenimiento es uno de los motores económicos de España. Los datos registraron que en 2024 el sector generó más de 5.000 millones de euros. Aunque habrá que esperar a 2026 para confirmar las cifras exactas de 2025, los análisis previos ya anticipaban un crecimiento anual en torno al 2,6 %.
Diversos sucesos recientes —como la suspensión del LIV Golf Andalucía por fuertes vientos, la cancelación del concierto de Ana Mena en el Topali Fest por problemas de producción, el cierre parcial del Wimen Festival Barcelona por bajas ventas de entradas, la interrupción del rodaje internacional de Los juegos del hambre por incendios en Asturias o las modificaciones de la Vuelta Ciclista a España por protestas— han puesto de manifiesto que las pólizas de cancelación de eventos operan en un terreno complejo y lleno de matices.
Estos seguros nacieron para proteger los gastos no recuperables cuando un evento no puede celebrarse, pero los ejemplos recientes muestran la importancia de analizar caso por caso, considerando tanto la cobertura como los riesgos específicos que pueden afectar la celebración.
Los eventos pueden ser muy diversos y con ellos sus riesgos. Los conciertos generan ingresos de la venta de entradas y merchandising; los rodajes, costes de producción y localizaciones; y los actos deportivos combinan entradas, patrocinios y retransmisiones. Por eso, los seguros se diseñan de manera diferente según el tipo de evento y los riesgos que cada uno implica. Esta variedad responde a que no es solo "se celebra o se cancela": hay suspensiones temporales, aplazamientos, reducciones de aforo, traslados de sede o interrupciones a mitad de actividad.
El primer gran debate sigue siendo el detonante, es decir, el hecho que activa la cobertura y da lugar a la indemnización. Es fundamental establecer umbrales y fuentes de medición objetivas, como justificantes documentales de incidencias técnicas o de producción, parámetros meteorológicos verificables, así como referencias oficiales o alertas emitidas por autoridades competentes.
Otro punto clave es precisar la propia definición de "siniestro" y determinar si estamos ante un único hecho o si se trata de siniestros distintos, con las consiguientes franquicias y límites aplicándose a cada contingencia. Esta diferencia puede cambiar de forma decisiva el resultado de la indemnización y es muy controvertida en la práctica.
A lo anterior se suma que, en un contexto mediático y globalizado, las suspensiones o cancelaciones por motivos políticos pueden generar debates sobre la activación de coberturas aseguradoras. La reciente caída de más de 50 artistas del cartel del Sónar plantea la cuestión de si las incomparecencias por motivos políticos permiten activar la póliza. De manera similar, la modificación de la Vuelta Ciclista a España por protestas políticas evidencia cómo factores externos pueden afectar a la celebración de un evento.
En 2025 también ha resurgido el debate de la cancelación por baja demanda de entradas. El caso del Wimen Festival Barcelona reabre la pregunta de si la escasa venta de entradas puede considerarse un siniestro o una decisión de negocio. En la mayoría de pólizas queda fuera de cobertura salvo pacto expreso. La suspensión de los conciertos de Taylor Swift en Viena en agosto de 2024, tras la detención de varias personas que planeaban un atentado terrorista, muestra cómo la amenaza para la seguridad pública suele encajar en coberturas vinculadas a riesgos extraordinarios, terrorismo o fuerza mayor.
También han ganado espacio otros riesgos operativos, como el concierto del Topali Fest de Ana Mena en Madrid, cancelado por fallos de producción, o la interrupción del rodaje de Los juegos del hambre por incendios forestales. Estos ejemplos evidencian la importancia del detalle en la redacción de la póliza: distinguir entre cancelación, aplazamiento o interrupción parcial, así como establecer sublímites específicos para cada supuesto.
Una vez despejadas las dudas sobre la cobertura, la atención se centra en cómo se mide el perjuicio: qué gastos fijos no se recuperan, qué ingresos previstos pueden acreditarse o qué ahorros deben descontarse. En fenómenos meteorológicos más extremos, como la DANA que obligó a cancelar el MotoGP de Valencia, se evaluaron distintas alternativas, como la reprogramación del evento o su posible traslado.
En definitiva, la gran lección que nos deja 2025 es que, en un panorama de incertidumbre y con el peso creciente del ocio, la contratación de este tipo de seguros se vuelve imprescindible para la correcta gestión de los riesgos. Todo apunta a que las aseguradoras precisarán con mayor claridad las zonas grises y endurecerán el listón de la prueba del daño. Ganará peso el rigor en la cuantificación: ventas verificables, contratos con proveedores y una trazabilidad completa que permita descontar ahorros y distinguir los gastos imprescindibles para salvar o reprogramar el evento. Si estas reglas están claras desde el inicio, aseguradores y asegurados podrán gestionar las reclamaciones que surjan con menos fricción y mayor eficiencia.
Publicado en: Expansión
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