El futuro de la aviación sostenible: hidrógeno, electricidad y motores híbridos.
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Bulletin 7 octobre 2025 7 octobre 2025
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Royaume-Uni et Europe
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Changements climatiques
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Aviation
La descarbonización del transporte aéreo es uno de los retos más complejos dentro del proceso de transición ecológica que impulsa la Unión Europea. La neutralidad en emisiones para 2050 ya no es una aspiración, sino un compromiso normativo.
La aviación representa aproximadamente el 3,8 por ciento de las emisiones globales de CO₂ y la creciente demanda de vuelos obliga al sector a acelerar la incorporación de tecnologías limpias para reducir su huella ecológica. En este escenario, el hidrógeno, la electricidad y los motores híbridos emergen como tecnologías clave para repensar el modelo energético del sector. Si bien aún están en fase de desarrollo, estas soluciones ya forman parte de proyectos concretos y estrategias de transición energética impulsadas tanto por fabricantes como por aerolíneas.
Desde el plano normativo, el primer paso decisivo ha sido el Reglamento (UE) 2023/2405 del Parlamento Europeo y del Consejo del 18 de octubre de 2023, relativo a la garantía de unas condiciones de competencia equitativas para un transporte aéreo sostenible, conocido como ReFuelEU Aviation, que obliga a incrementar progresivamente el uso de combustibles sostenibles de aviación (SAF) en los vuelos que despeguen desde aeropuertos de la UE.
A pesar de que estos SAF son, por ahora, la vía más accesible, su despliegue está enfrentando un gran obstáculo: su escasez y elevado coste. Por ello, las principales aerolíneas europeas han solicitado a la UE un retraso en los objetivos verdes medioambientales previstos por ReFuelEU Aviation. El Reglamento también reconoce expresamente el valor del hidrógeno renovable y la propulsión eléctrica, ambos enmarcados dentro de los combustibles renovables de origen no biológico (RFNBO).
Pero avanzar hacia una aviación sostenible no solo exige repensar el combustible, sino también adaptar las aeronaves y la infraestructura técnica. En este ámbito, EASA (European Aviation Safety Agency) desempeña un papel crucial como entidad responsable de certificar la aeronavegabilidad de los nuevos sistemas de propulsión. Aunque todavía no existe una normativa armonizada específica para aeronaves propulsadas por hidrógeno o electricidad, EASA ha optado por un enfoque progresivo y adaptativo, autorizando proyectos piloto y prototipos caso por caso, a través de marcos ya existentes.
Tal es el caso del CS-23 aplicable a aeronaves pequeñas, que permite incorporar configuraciones híbridas y eléctricas; y el SC-VTOL, diseñado para aeronaves de despegue y aterrizaje vertical, clave para certificar tecnologías disruptivas en aviación urbana y regional. Este enfoque ha permitido ensayos reales de aeronaves con propulsión alternativa, aunque aún está pendiente avanzar hacia una regulación estable y homogénea a nivel europeo.
LA INDUSTRIA
En paralelo a la evolución regulatoria, la industria aeronáutica está impulsando iniciativas concretas orientadas a la propulsión por hidrógeno. Algunos fabricantes ya trabajan en el desarrollo de aeronaves comerciales con este tipo de tecnología, con el objetivo de operarlas en la próxima década. Aunque los plazos se están ajustando, los avances en diseño, almacenamiento criogénico y arquitectura de sistemas resultan significativos y servirán de base para futuras certificaciones.
En el ámbito de la aviación regional, algunas compañías están desarrollando modelos con propulsión híbrida y eléctrica, especialmente pensados para rutas cortas. Algunas de estas aeronaves ya han completado vuelos experimentales y podrían entrar en operación a partir de 2028, siempre que el marco normativo lo permita. A nivel internacional, destacan también proyectos como el programa EPFD (Electric Propulsion Flight Demonstration) impulsado por la NASA, que busca validar la integración de motores eléctricos en aviones híbridos.
Su objetivo es demostrar la viabilidad de sistemas de propulsión combinados que reduzcan emisiones y mejoren la eficiencia energética, allanando el camino hacia una futura aplicación comercial de estas tecnologías. Por su parte, las aerolíneas están adoptando medidas activas para acelerar su transición. Desde acuerdos estratégicos con fabricantes hasta inversiones en SAF y participación en programas europeos de innovación, buscan posicionarse como líderes en sostenibilidad operacional.
Sin embargo, el despliegue de estas tecnologías no será posible sin un entorno normativo y logístico adecuado. Es necesario adaptar las infraestructuras aeroportuarias para garantizar el repostaje de hidrógeno y la recarga eléctrica; establecer un régimen de responsabilidad claro en caso de incidentes con nuevas tecnologías; y armonizar los criterios de certificación y operación entre estados miembros y con organismos como la OACI (Organización de la Aviación Civil Internacional), entre otros.
El hidrógeno, la electricidad y los motores híbridos no son ya un futuro lejano, sino un presente en construcción. Europa ha dado pasos normativos relevantes y los actores industriales están movilizando inversiones y conocimiento. No obstante, el éxito de la aviación sostenible dependerá de que las normas y la política regulatoria acompañen este proceso de transformación. Si se consigue, no solo se garantizará el cumplimiento de los objetivos climáticos, sino que se abrirá una nueva etapa de innovación, eficiencia y competitividad para el transporte aéreo global.
Publicado en: Airline 92
Autores:
Enrique Navarro, Partner
Michelle Chasi: Paralegal
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